sábado, agosto 12, 2006

Niños de papá.


Considerada como conflicto de intereses, la situación política en Venezuela se podría resumir en que hay algunos venezolanos que salen perdiendo con el nuevo régimen, mientras que otros salen ganando. El hecho de que éstos sean más que aquéllos puede ser un argumento a favor de Chávez, pero ese argumento de hecho no suele funcionar casi en ningún lugar del mundo salvo precisamente en excepciones como Venezuela, pues podría preguntarse ladinamente cómo es que en otros países propuestas como la suya apenas obtienen apoyo electoral. Habría que discutir entonces acerca de los medios de comunicación y otros asuntos poco contundentes tras los cuales se escudarían los detractores de los sistemas económicos igualitaristas.
Sin embargo hay un hecho que dota a esa división de los dos grupos de carácter ético. Se trata de los quintacolumnistas, de aquellos que, perteneciendo al sector social al que le perjudica Chávez apoyan a Chávez y, por el otro lado, de aquellos que perteneciendo al sector de los que se verían beneficiados por Chávez, están en su contra.
Esas dos excepciones al comportamiento éticamente racional tienen dos significados éticos bien distinto: el primer es un acto desprendido, no interesado: el rico estaría dispuesto a dejar de serlo si los pobres también dejan de ser pobres. El otro es el del interés propio, el pobre que es antichavista cree que así logrará por fin ascender en la escala social.
Tenemos por tanto que los tan a menudo criticados "burgueses" revolucionarios, los "niños de papá" antisistema, lejos de paralizar y descafeinar la revolución y aparte de un objeto de burla por parte de los fascistas, constituyen la demostración fehaciente de la superioridad ética de la izquierda sobre la derecha.